El hormigón es un excelente material para elaborar vino, de gran durabilidad y bajo costo, que se utiliza hace cientos de años y que hoy en día sigue siendo elegido por los mejores winemakers del mundo. El mismo posee una alta inercia térmica que protege al contenido de sufrir cambios bruscos de temperatura debido al clima exterior. Rupestre desarrolló un hormigón H50 de alta performance con alta resistencia al ataque ácido del vino, pero que cuenta con una microporosidad capilar adecuada. La misma permite que se microoxigene el vino durante la fermentación, maceración y maduración. Obteniendo perfiles aromáticos más complejos, mayor estructura y carácter en boca, taninos más suaves y mayor capacidad de añejamiento.

Al ser un material inerte, no altera aromas, sabores y colores, brindando así la capacidad de elaborar vinos más representativos del Terruño; sin opacar las características que provengan del viñedo, su suelo, clima, geografía y de la las decisiones de quien se encuentre elaborando el vino.

Las medidas y proporciones de los tanques ovoides Rupestre, fueron diseñadas cuidadosamente en modelos 3D, de modo que cumplan principalmente con las proporciones de la forma natural de un huevo, pero también por otro lado sean elegantes visualmente. Con el objetivo de brindar a la Bodega, Cervecería o Destilería, no solo un tanque que garantice una bebida con características excepcionales, sino también agregarle un valor ornamental y turístico a la misma. Dando la opción de personalizarlos con el color y el logo impreso en el hormigón, que el cliente decida.

Cada modelo de vasija tiene su molde, los cuales fueron diseñados cuidadosamente de acuerdo a las necesidades específicas de los productores en cuánto a la forma, sin descuidar la estética de los mismos.

Lo innovador de los moldes Rupestre, es que permiten ejecutar las vasijas en una colada única de hormigón, formando tanques sin juntas. Para esto se cuenta con un molde 100% reutilizable, que se encuentra patentado por el IMPI, debido a que fue una invención de la Empresa. Consta de un molde exterior y un molde interior, ambos separados en varias partes que se unen logrando la forma necesaria para cada tanque, y luego de la hormigonada, se desarman para poder retirarlos.

El proceso de fabricación comienza por la mañana armando el molde, tanto interior como exterior. Todo el molde se pinta con un material desmoldante de base vegetal, para que luego sea sencillo despegarlo del hormigón. Luego se colocan los cincuenta metros lineales de manguera de pert, alrededor de todo el molde interior, separado del mismo 2.5cms, de 20mm de diámetro, comúnmente utilizada para losas radiantes. Se coloca en forma espiralada cada 12cms. (excepto en la vasija ovoide de 500lts.).

En el caso de que el cliente lo solicite, se deja el logo pegado al molde exterior en el lugar que se elija. Y se procede a ensamblar el molde interior dentro del exterior, dejando todos los marcos de las puertas y elementos de acero inoxidable ya colocados en lo que va a ser su lugar definitivo en la vasija.

Luego, en una mezcladora ubicada junto al molde, elaboramos nuestro propio hormigón autocompactante H50, el mismo es volcado inmediatamente dentro del molde mediante tolvas que sirven de embudos básicamente. Durante todo el proceso de llenado, se utiliza un vibrador de inmersión para asegurarse que todo el tanque se llena de manera uniforme sin dejar oquedades.

Al otro día se desmolda, tanto el exterior como el interior, se le realiza el maquillaje necesario de terminaciones, tapando con mortero cementicio eventuales poros superficiales y mediante lijas de granulometría fina se retiran rebarbas indesadas. Luego se lo deja durante diez días humedecido para asegurar el correcto curado y endurecimiento del material, evitando fisuras indeseadas, y aumentando la resistencia a largo plazo. Finalizado ese período se llenan con agua durante 4 o 5 días para garantizar que no haya pérdidas de ningún tipo.

Por último previo al envío, si el cliente lo desea, se hacen los trabajos de pintura, con materiales más porosos que el hormigón, para no alterar la microoxigenación de la vasija. Se lo embala, mediante papel film, se suncha el tanque al pallet y se carga en el camión mediante un autolevador frontal mayor a 3000kgs de carga útil.

La forma ovoide de la vasija se remonta a las antiguas ánforas georgianas, llamadas Kvevris donde se elaboraba el vino hace más de 10.000 años. Al no tener aristas, se genera un movimiento circular constante del líquido en su interior, que mantiene las borras finas en suspensión y en mayor contacto con el mosto. Obteniendo como resultado vinos con mayor intensidad de aromas, sabores y color, que evolucionan a una temperatura homogénea en todo el tanque, sin necesidad de utilizar energía eléctrica para recircular.

Al ser cónicos en la parte superior, el sombrero de pieles durante la fermentación y maceración es más esbelto y alto, por lo que se encuentra mayormente sumergido dentro del mosto. No precisa de ningún tipo de batido o battonage. El huevo en la naturaleza está diseñado para dar vida y proteger lo que contenga en su interior, por eso la viticultura biodinámica sostiene que atrae la energía de los astros influyendo en el carácter de los vinos, dándoles perfiles organolépticos únicos.